domingo, 11 de mayo de 2014

Las pinzas mejor para tender la ropa

Hace un par de años, cuando se celebraron las últimas elecciones al Parlamento de Andalucía, comentaba con un buen amigo, también politólogo, que quizás viniera bien que el PSOE-A necesitara a Izquierda Unida para gobernar en la región más poblada de España.

"No nos viene mal un tirón de orejas", pensábamos.

La relación PSOE-IU ha sido una historia llena de amor y desamor: en 1.979 el entonces PCE firmaba un pacto con el PSOE para gobernar en los ayuntamientos de España (incluido Madrid); en 1.993 laya Izquierda Unida de Julio Anguita se aliaba con el PP de José Mª Aznar para torpedear al PSOE de Felipe González en sus últimos años en La Moncloa (lo que se conoció como "la pinza"); para las generales de 2.000 y ante el previsible éxito del PP Joaquín Almunia y Paco Frutos firmaban un acuerdo,...

Pero llegó el catastrófico mayo de 2011, cuando se celebraban las últimas elecciones municipales y autonómicas:

El PSOE perdía su histórica mayoría absoluta en Extremadura (entre otras CC.AA.) y necesitaba los 3 diputados autonómicos de Izquierda Unida para gobernar. Sin embargo, IU-Ex, desoyendo las órdenes de la dirección federal del partido, decidió abstenerse, provocando que, por primera vez en la Historia, Extremadura tuviera un gobierno popular.

Fue un duro golpe para la coalición, tanto por permitir que gobernara el PP como por mostrar una falta de disciplina al desoír las indicaciones de Cayo Lara.

A pesar de todo, desde entonces y hasta hoy, Izquierda Unida ha mostrado una actividad enfocada principalmente en dos objetivos: 

- Primero, ser un partido opositor al PP, el partido en el Gobierno de España
- y segundo ser, a su vez, un partido opositor al partido líder de la oposición, el PSOE

La estrategia es clara: intentar hacer ver que el partido "de la verdadera izquierda" es únicamente IU, para nada el PSOE (a pesar de que en los barómetros del CIS los ciudadanos lo siguen calificado como de izquierdas), e intentar atraer a los votantes socialistas. 

Y esto es lo que se ha puesto de relieve en la recién estrenada campaña para las Elecciones al Parlamento Europeo 2014: Su discurso se ha reducido a pretender demostrar que "PPSOE" son lo mismo porque socialistas y populares votan un 70% de veces juntos en la cámara de Estrasburgo, porque juntos apoyaron la reforma del Artículo 135 de la Constitución Española y porque hay malas lenguas, sobre todo desde el PP, que ante un Congreso muy fragmentado en 2015, sugieren una gran coalición PP-PSOE, al estilo de la CDU-SPD en Alemania.

Lo que sin embargo no cuenta Izquierda Unida, de manera totalmente interesada, claro, es que su grupo europeo, Izquierda Unitaria, vota alrededor de un 50% de veces con los Liberales, un 40% con los Populares, etc. Tampoco cuentan que nadie del PSOE que esté al mando apoya esa coalición con el PP, que sólo personalidades de Génova lo hacen, y que, por supuesto, ellos, como hemos sabido recientemente, seguirán permitiendo que PP gobierne en Extremadura tras rechazar la moción de censura presentada por los socialistas.

Todo queda en que si IU ataca al PSOE "es legítimo", porque los socialistas nos hemos vuelto poco menos que los tories de los tiempos de la Sra. Thatcher, porque ellos son la "verdadera izquierda", pero en cambio, si el PSOE ataca a IU (cosa que hasta ahora no había ocurrido, pero, oiga, todo tiene un límite), "es una vergüenza" porque los socialistas perdemos el tiempo atacando a la izquierda y no al PP.

Un panorama, en mi opinión, absolutamente desolador de cara a 2015, donde por ejemplo PSOE+IU tendrían la posibilidad de gobernar el Ayto. de Madrid en solitario y la Comunidad Autónoma, en principio, con UPyD.


Finalmente, lo que terminan viendo los ciudadanos es una izquierda dividida en dos formaciones diferentes, lo cual da más sentido a nuestra pluralidad democrática, pero que cuando hay grandes oportunidades de trabajar juntos y aportar puntos de vista diferentes, no van de la mano, como ocurre en Extremadura.

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