sábado, 9 de agosto de 2014

El ying y el yang de la nueva izquierda española

Datos del último barómetro del CIS, con encuestas realizadas entre el 3-9 de julio. Fuente: El País

Con un Gobierno sentado en la poltrona del conformismo (como bien retrata siempre Peridis en El País) y la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas (mayo) y generales (noviembre) de 2015, los partidos de la izquierda han optado por diferentes procesos de renovación que les lleven a una victoria (seguramente en coalición) el año que viene. Los más significativos son los casos de PSOE e Izquierda Unida:

En el caso socialista, un Congreso sin precedentes en el que el líder fue elegido directamente por todos y todas las militantes. Junto a él, una Ejecutiva sin apenas lastres del pasado, una batería de medidas en las cuales la palabra "transparencia" es uno de los ejes fundamentales y elecciones primarias a todos los niveles.

En el caso de la coalición dirigida por Cayo Lara... bueno, ¿qué está haciendo exactamente Izquierda Unida? Para no reconocer su fracaso electoral en las pasadas Elecciones Europeas del 25 de mayo, en las que sólo superaron a Podemos por un escaño, su dirección ha evitado la palabra "congreso", y ha optado por un proceso sui generis pilotado por Alberto Garzón de "renovación" y "transición". El joven líder quiere aprovechar esta plataforma para sustituir a Lara y ser compañero de fatigas de Pablo Iglesias, figura que el actual dirigente detesta y que haría imposible cualquier coalición.

Sin embargo, mientras ambos partidos realizan su propio lavado de cara, sobre la izquierda planea ese "ente superior" que es Podemos y su líder, Pablo Iglesias. Su éxito electoral y su innovadora estructura de partido son innegablemente elementos que le colocan en el último barómetro del CIS con una intención directa de voto del 11,9% frente al 10,6 del PSOE y el 6,2 de IU (si bien hay que tener en cuenta que dichas encuestas fueron realizadas antes de llegar Pedro Sánchez a la Secretaría General socialista).

Estando en esta posición privilegiada, ¿es Podemos la referencia? O mejor dicho, la "única referencia". Cada nueva decisión que toman los principales partidos de la izquierda parece que necesariamente haya de pasar por la lupa de la nueva formación. Siempre que se produce algún movimiento en Izquierda Unida o el PSOE, en Mañanas Cuatro, laSextaNoche o Al Rojo Vivo mandan una unidad a Bruselas o Estrasburgo para consultar a Pablo Iglesias "si se va por la senda correcta".

La semana pasada, el Secretari General del Partit Socialista del País Valencià, XImo Puig, hizo referencia a que el discurso de la "casta política" ya lo utilizaba Gaetano Mosca, un intelectual italiano de cuyos escritos se benefició Mussolini. Tras el revuelo formado, Puig rectificó a través de su cuenta de Twitter. Poniendo por delante que en muchos foros he defendido a Podemos, ¿acaso lo que dijo era mentira? Era una estrategia torpe, pero no era mentira. Muchas de las formas de comunicación política actuales provienen del S.XX, de personajes como J.F. Kennedy, Ronald Reagan, pero también de Mussolini o incluso J.A. Primo de Rivera. Y Pablo Iglesias, experto en la materia, lo sabe.

De este modo, y desaprobando los discursos zafios y simplistas que hace el PP y sus medios afines (ABC, La Razón, 13tv, Telemadrid, El Mundo con la fobia a Podemos de Eduardo Inda, y un largo etc), me pregunto si no estamos glorificando demasiado a la nueva formación. ¿Que nuestros partidos tienen que cambiar? Por supuesto, están en ello, pero cada uno con su idiosincrasia. He llegado a escuchar a compañeros decir que "deberíamos copiar en el PSOE el método de afiliación de Podemos". Este método se basa en registrarse en Internet únicamente con el DNI y el nombre. Y si un cargo público incurre en delitos de corrupción ¿qué Comité de Garantías le expulsará? ¿qué dirección política asumirá las consecuencias?

Al fin y al cabo, todos los partidos políticos tienen sus lados positivos y negativos, y Podemos, por mucho que se empeñen en decir lo contrario, también.

martes, 29 de julio de 2014

Hagámoslo.

Mis compañeros y amigos socialistas y politólogos: NiraFierro, Roberto Fernández y Salvador Sierra

Hace apenas dos meses, cuando en aquel polideportivo del Madrid Arena asistíamos cientos de militantes al mitin de cierre de campaña de las Elecciones al Parlamento Europeo, donde participaban Elena Valenciano, Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez, poco a nada podíamos imaginar el terremoto que se avecinaba.

Que era muy difícil ganar, estaba claro, pero que en dos meses aquel PSOE endogámico, cerrado, y que desde 2012 había dado un paso atrás al frente de Rubalcaba, iba a desaparecer, era inimaginable… por desgracia.

Muchos han achacado a Podemos el que el PSOE haya removido sus cimientos adoptando medidas revolucionarias como la elección del Secretario General mediante voto directo de los militantes, pero ha sido precisamente la hartura de estos lo que nos ha hecho cambiar.

En los últimos años, militar en el PSOE no ha sido tarea fácil, habíamos comenzado a ver como algo normal el que la dirección adoptara medidas que eran claramente contrarias al sentir de la militancia, no digamos del total de la ciudadanía. Y visto con perspectiva, era triste que estuviésemos resignados a ello hasta el próximo congreso ordinario en 2016.

No he ocultado (porque no veo motivo para ello) en ningún momento que mi voto el domingo 13 de julio fue para Eduardo Madina. Pero tampoco me he negado a felicitar desde el primer momento al claro vencedor, Pedro Sánchez, y desde esa noche le he apoyado en pos de la unidad de todo el Partido y realmente pensando que su proyecto es el que necesita el PSOE.

Y ayer, cuando a la 13:00 todos los compañeros que estábamos en el plenario del Hotel Auditorium, donde se celebraba el “Congreso Extraordinario: Cambiando el PSOE, cambiando España”, pude ver como, según avanzaban los minutos, los atronadores aplausos duraban cada vez más, las sonrisas se dibujaban en cada una de las caras de los allí presentes y la euforia era incontenible: desaparición de los aforamientos, lucha contra la corrupción interna del Partido, anulación de los acuerdos con la Santa Sede, mayor participación de la militancia, cuentas públicas,… temas que no es que alguna vez se hubieran propuesto y a la hora de la verdad se hubiesen dejado de lado, no, eran temas que, por desgracia, se planteaban en serio por primera vez.

A falta de dos candidatos como en 2012 (Rubalcaba y Carme Chacón), en esta ocasión han sido tres (Pedro Sánchez, Eduardo Madina y J.A. Pérez Tapias). Con todo ello, la ilusión y la unidad generadas este fin de semana en las filas socialistas no se vivían, dicen los que lo vivieron, desde 2000, cuando el joven Rodríguez Zapatero, aquel desconocido diputado leonés llegaba a la Secretaría General.

Es un nuevo tiempo con retos nada fáciles, Pedro Sánchez tiene la tarea de consolidar la ilusión de los militantes y, acto seguido, la de los ciudadanos, que ante una izquierda cada vez más plural desde la aparición de Podemos, quieren volver a reconocer a aquel PSOE que un día les demostró que se podían y se pueden hacer las cosas de otra forma.

En palabras de Sánchez, “la fórmula es sencilla: cumplir lo que prometemos”.


Hagámoslo.


jueves, 29 de mayo de 2014

No pudimos


Sin pena ni gloria desde 1986, las elecciones al Parlamento Europeo, celebradas cada cinco años, han pasado sin pena ni gloria por la política española como comicios de tercer orden y que como mucho servían para refrendar o reprobar la gestión del partido en el Gobierno en ese momento: las de 1986, 1989 y 1994 para Felipe González, las de 1999 para Aznar, las de 2004 y las de 2009 para Zapatero y estas últimas para Mariano Rajoy.

A pesar de que eran más importantes que nunca, todo parecía apuntar a que se iba a repetir la historia de siempre: baja participación, discursos nacionales para una elección europea y algún que otro partido estrafalario que pensaba aprovecharse de la abstención y de la circunscripción única.

Pero cuando el domingo, con un cansancio que ni me tenía en pie por haber estado como apoderado en un colegio electoral de 8:00 a 22:30 sin parar, me encontraba en Ferraz 70 (sede federal del Partido Socialista) con mis compañeros, y los resultados salieron de golpe en las pantallas a las 23:00, supe que no iba a ser lo de siempre…

Los dos principales partidos habían reducido su representación en Estrasburgo en 9 diputados (8 en el caso del PSOE), un partido con cinco meses de vida bajo el liderazgo de un mediático y carismático politólogo había conseguido de golpe 5 escaños e Izquierda Unida, a pesar del aumento de apoyo y de su dilatado trabajo, se había quedado en 6 (3 veces más, sin embargo, que en 2009).


Han podido


Cuando vi la presentación de Podemos en enero reconocí muchas caras familiares a lo largo de la carrera: mi profesor de Geografía Política de 3º, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, conocido sobre todo por ser asesor del Presidente Hugo Chávez (no lo digo como algo despectivo, es que era conocido sobre todo por eso), Íñigo Errejón, investigador, Carolina Bescansa, experta en comunicación política,…

Su discurso era muy familiar, era el que se había escuchado en la Puerta del Sol durante el llamado “Movimiento 15-M”, pero que ningún partido (ni siquiera IU) había conseguido recoger. Su líder y cabeza de lista, un profesor de Ciencia Política que en 2008 había llegado a decir que Zapatero era "un líder progresista de referencia mundial, le era familiar a una generación de jóvenes que le conocían no como yo de los pasillos de Somosaguas, sino de las redes sociales y de programas on-streaming como La Tuerka. Para generaciones más entradas en años y para aficionados a las tertulias, era aquel tipo que casi cada día se sentaba junto a Jesús Cintora en “Las mañanas de Cuatro” y los sábados en “laSexta Noche” plantando cara con tono pausado y actitud relajada a histéricos como Alfonso Rojo o desquiciantes como Francisco Marhuenda.

En enero Pablo Iglesias tenía media campaña electoral hecha porque, a pesar de ser un programa electoral colectivo, el discurso de Podemos había salido ya de la boca de Pablo Iglesias en platós de televisión y en frases de 140 caracteres.

Cuando uno lo lee, puede estar más o menos de acuerdo. Yo, personalmente, no lo votaría porque muchas de sus propuestas son sencillamente imposibles de hacer, no por falta de actitud, sino de competencias, no hay que olvidar que, a fin de cuentas, el Parlamento Europeo es un co-legislador, sigue siendo una de las dos voces a la hora de hacer normas en Europa, y la otra voz tiene cara de Estado, 28 caras para ser exactos, a través del Consejo de la Unión Europea. Lo que desde luego no cabe es su demonización, actividad favorita del TDT Party en los últimos días, y distorsión como decir que se propone salir del euro, que TODAS las empresas de telecomunicaciones, energía banca o alimentación deben ser nacionalizadas o que se van a comer niños crudos.

Más que eso, lo que los partidos de izquierda o el centro-izquierda (y aquí meto también a Izquierda Unida, además de al PSOE) deberían plantearse es el porqué ese 1.245.948 votos no han llevado un puño y una rosa o las dos letras minúsculas verde y gris. Muchas personas de Izquierda Unida como Alberto Garzón hablan ahora de alianzas de cara a las municipales y autonómicas de mayo de 2015 y generales de noviembre. Es lógico, el voto de Podemos no era un voto del PP…

Otros, borrachos de éxito (no es para menos, todo hay que decirlo), dicen que si se han conseguido 5 eurodiputados ahora, en 2015 se puede llegar a ser partido llave de un Gobierno. Como politólogo en las redes sociales no me canso de decir (unos me llaman aguafiestas, otros socialista envidioso) que los resultados de unas elecciones europeas no se deben extrapolar a unas municipales o generales: en primer lugar porque la participación no es la misma (en municipales y generales suele estar en el 60-70%; en segundo porque la circunscripción tampoco, es el municipio en las municipales y la provincia en autonómicas y generales, lo que implica que se premia a los partidos que consigan mayor voto por el sistema D’Hondt; y en tercero porque el voto en europeas es un voto mucho más “experimental”, es decir, que hay personas que votan a partidos que en otras ocasiones no harían porque saben que es más fácil que obtengan representación.

Cosa distinta sería si IU y Podemos concurrieran en alianza a las próximas convocatorias electorales, como acudió por ejemplo el PSOE con el entonces PCE a las municipales de 1979 consiguiendo numerosos ayuntamientos. Sería entonces cuando el PSOE debería preocuparse, no porque Pablo Iglesias pudiera expropiarles las casas, sino porque dejaría de ser el partido referencia de la izquierda. Pero el PSOE… ay el PSOE…


La cerilla que prendió el monte


Si alguien nos hubiera dicho el sábado que dos días después la férrea ejecutiva de Ferraz, liderada desde el 38º Congreso por Alfredo Pérez-Rubalcaba, iba a convocar un nuevo congreso de renovación creo que nadie se lo hubiese creído. Pero, como he dicho al principio, las caras el domingo quedaban divididas entre el entusiasmo enfermizo de quienes incluso con ese resultado creían que su deber era apoyar a la Ejecutiva y aplaudieron enfervorecidamente cuando Elena Valenciano bajó a decir únicamente “Gracias y a seguir trabajando” (únicas palabras para quienes nos habíamos dejado la piel en la campaña y en la jornada electoral), y entre quienes pensábamos que esto era la cerilla que terminaba por prender el monte.

Todo ha sido en cascada: convocatoria de congreso, indignación por ser antes que las primarias, convocatoria de congresos en algunas CC.AA., #PrimeroPrimarias, #1militante1voto

La eclosión de demandas y reivindicaciones no vienen a demostrar otra cosa que no sea que desde febrero de 2012, cuando Rubalcaba venció a Carme Chacón y eligió en su nuevo equipo a personas, en la mayor parte de los casos, de su más estricta confianza (con excepciones de profesionales en sus temas como Juan Moscoso en Unión Europea) sin importar su capacidad de gestión: se colocó para la gestión interna (Organización) al antiguo Secretario General de Castilla y León sin sangre en las venas y un pasado sin pena ni gloria en su región, de portavoz en el Congreso a una persona sin experiencia ni capacidad para hacer frente a una figura como Soraya Sáenz de Santamaría,…. Personas que no dudaron en acallar las voces que decían una y otra vez que se estaba volviendo hacia atrás, que la ciudadanía nos exigía oposición de izquierdas al Gobierno y no “postureos” de ese término que tanto gusta, “personas de Estado”, que no estábamos reaccionando bien ante mensajes como las elecciones gallegas, ante los ERE, ante el caso de acoso en Ponferrada,…

Todo ello ha sido esconder la basura bajo la alfombra e intentar caminar sobre ella sin caerse… pero todo tiene un límite. Y el tiempo se ha agotado para la militancia y, lo que es más importante, para la ciudadanía. Ambos reclaman más participación, y si primero tiene que ser el congreso (opción bastante discutible, lo mejor sería, de momento, una gestora como pasó entre marzo y julio de 2000 con el paso de Almunia a Zapatero), que sea, al menos, por elección directa de los 200.000 militantes, el llamado ahora “Método Madina” pero que ya propuso Carme Chacón en 2012 sin éxito. Un método que evitaría que los delegados se "corrompiesen" y no cambiaran su voto en función de ofertas de los candidatos, dando voz a los militantes directamente, cosa que a algunos como Ramón Jáuregui, Manuel Chaves o José Bono, adalides de la modernidad, parece no gustarles un pelo.


Pero lo prioritario es llegar en condiciones de estabilidad y competitividad entre los candidatos a las primarias, unas primarias abiertas a la ciudadanía y que se presentan como el único salvavidas que le queda a este partido con 135 años de Historia que, por culpa de algunos que nos han calificado a los críticos como “traidores” o cosas peores y que se han dedicado a adular con tal de no perder su sillón o nómina, está a punto de naufragar.

domingo, 11 de mayo de 2014

Las pinzas mejor para tender la ropa

Hace un par de años, cuando se celebraron las últimas elecciones al Parlamento de Andalucía, comentaba con un buen amigo, también politólogo, que quizás viniera bien que el PSOE-A necesitara a Izquierda Unida para gobernar en la región más poblada de España.

"No nos viene mal un tirón de orejas", pensábamos.

La relación PSOE-IU ha sido una historia llena de amor y desamor: en 1.979 el entonces PCE firmaba un pacto con el PSOE para gobernar en los ayuntamientos de España (incluido Madrid); en 1.993 laya Izquierda Unida de Julio Anguita se aliaba con el PP de José Mª Aznar para torpedear al PSOE de Felipe González en sus últimos años en La Moncloa (lo que se conoció como "la pinza"); para las generales de 2.000 y ante el previsible éxito del PP Joaquín Almunia y Paco Frutos firmaban un acuerdo,...

Pero llegó el catastrófico mayo de 2011, cuando se celebraban las últimas elecciones municipales y autonómicas:

El PSOE perdía su histórica mayoría absoluta en Extremadura (entre otras CC.AA.) y necesitaba los 3 diputados autonómicos de Izquierda Unida para gobernar. Sin embargo, IU-Ex, desoyendo las órdenes de la dirección federal del partido, decidió abstenerse, provocando que, por primera vez en la Historia, Extremadura tuviera un gobierno popular.

Fue un duro golpe para la coalición, tanto por permitir que gobernara el PP como por mostrar una falta de disciplina al desoír las indicaciones de Cayo Lara.

A pesar de todo, desde entonces y hasta hoy, Izquierda Unida ha mostrado una actividad enfocada principalmente en dos objetivos: 

- Primero, ser un partido opositor al PP, el partido en el Gobierno de España
- y segundo ser, a su vez, un partido opositor al partido líder de la oposición, el PSOE

La estrategia es clara: intentar hacer ver que el partido "de la verdadera izquierda" es únicamente IU, para nada el PSOE (a pesar de que en los barómetros del CIS los ciudadanos lo siguen calificado como de izquierdas), e intentar atraer a los votantes socialistas. 

Y esto es lo que se ha puesto de relieve en la recién estrenada campaña para las Elecciones al Parlamento Europeo 2014: Su discurso se ha reducido a pretender demostrar que "PPSOE" son lo mismo porque socialistas y populares votan un 70% de veces juntos en la cámara de Estrasburgo, porque juntos apoyaron la reforma del Artículo 135 de la Constitución Española y porque hay malas lenguas, sobre todo desde el PP, que ante un Congreso muy fragmentado en 2015, sugieren una gran coalición PP-PSOE, al estilo de la CDU-SPD en Alemania.

Lo que sin embargo no cuenta Izquierda Unida, de manera totalmente interesada, claro, es que su grupo europeo, Izquierda Unitaria, vota alrededor de un 50% de veces con los Liberales, un 40% con los Populares, etc. Tampoco cuentan que nadie del PSOE que esté al mando apoya esa coalición con el PP, que sólo personalidades de Génova lo hacen, y que, por supuesto, ellos, como hemos sabido recientemente, seguirán permitiendo que PP gobierne en Extremadura tras rechazar la moción de censura presentada por los socialistas.

Todo queda en que si IU ataca al PSOE "es legítimo", porque los socialistas nos hemos vuelto poco menos que los tories de los tiempos de la Sra. Thatcher, porque ellos son la "verdadera izquierda", pero en cambio, si el PSOE ataca a IU (cosa que hasta ahora no había ocurrido, pero, oiga, todo tiene un límite), "es una vergüenza" porque los socialistas perdemos el tiempo atacando a la izquierda y no al PP.

Un panorama, en mi opinión, absolutamente desolador de cara a 2015, donde por ejemplo PSOE+IU tendrían la posibilidad de gobernar el Ayto. de Madrid en solitario y la Comunidad Autónoma, en principio, con UPyD.


Finalmente, lo que terminan viendo los ciudadanos es una izquierda dividida en dos formaciones diferentes, lo cual da más sentido a nuestra pluralidad democrática, pero que cuando hay grandes oportunidades de trabajar juntos y aportar puntos de vista diferentes, no van de la mano, como ocurre en Extremadura.

lunes, 14 de abril de 2014

A por la Tercera, que no volver a la Segunda...



A nadie se le escapa que hoy es 14 de abril, una fecha que no pasa desapercibida en el calendario de la Historia de España.

Un día como hoy, hace 83 años, se proclamaba sin derramamiento de sangra la II República española, con sus virtudes y sus defectos, un régimen quizá demasiado avanzado para aquella España de 1931.

Pero no es cuestión de hacer una revisión permanente de ese periodo y del posterior Franquismo.

Celebrar el 14 de abril, reivindicar el régimen republicano es mucho más que eso. Quien de verdad conozca lo ideales republicanos, en el sentido global, sabe que no puede aplicarse a la España de 2014 un régimen de 1931, porque nuestro país y el mundo entero son muy distintos de entonces.

Tampoco es querer un nuevo régimen democrático simplemente porque Juan Carlos I mate a elefantes, su yerno se haya enriquecido con caudales públicos o “nos salga más barato una República” (hay que señalar que los que defienden la monarquía parlamentaria actual también defienden que su postura es la más económica, aunque no es del todo cierto).

Querer una República en España es querer un sistema que puede ser de izquierdas o de derechas, pero un sistema que sea más democrático por poder elegir, directa (como en Francia y Portugal) o indirectamente (como en Alemania, Italia,…) a la Jefatura del Estado, por poder crear una sociedad más participativa, transparente, cívica, donde los valores de ciudadanía se impartan en la Educación Pública, el respetar a todos los ciudadanos sea cual sea su credo, raza (si es que eso existe), cultura o lengua, el poner en conciencia que el sistema depende de todos y que todos pueden acceder a él, incluso hasta la Jefatura del Estado sin necesidad de tener un determinado apellido; porque eso es una república, algo de todos, algo que hay que cuidar con conciencia democrática sana, no es una Revolución Bolchevique ni querer pasar por la guillotina al Rey ni nada parecido.

Y hay que afrontarlo sin miedo, España puede hacerlo sin quitar sus logros al régimen actual, pero debe seguir avanzando, somos ciudadanos que hemos sufrido mucho a lo largo de nuestra Historia reciente, pero por fin hemos dejado de matarnos unos a otros, somos por fin ciudadanos de Europa, ¿de verdad creéis que no podemos asumir esta nueva aventura?


Por todo ello, como cada día de cada año, sin necesidad de ser 14 de abril, ¡Viva la República!

miércoles, 2 de abril de 2014

Aunque no se lo crean, hay vida más allá de los Pirineos


El pasado domingo tuvo lugar el acto de precampaña del PSOE en Madrid con la plana mayor del partido. Allí estaban Elena Valenciano, Rubalcaba, Zapatero, Felipe, Tomás Gómez,… y como plato estrella el candidato socialista a la Presidencia de la Comisión Europea, Martin Schulz. Vamos, que si Pablo Iglesias hubiera estado vivo también se habría pasado por allí a saludar.

Si bien es algo novedoso que por primera vez en las Elecciones al Parlamento Europeo haya candidatos a presidir el Ejecutivo de la Unión Europea, que el PSOE contara con el de los socialistas europeos en ese acto era un bombazo, sobre todo porque Schulz deberá hacer campaña por los 28 Estados miembros, especialmente en Alemania, donde es cabeza de lista por el SPD.

Eran las 14h00, y empezaba laSexta Noticias. Bueno, hasta que llegaran el resto de informativos a las 15h00, me conformaría con lo que contaran ellos sobre el acto. Mi cara se debió ir cambiando a un color cada vez más bermellón según avanzaba la noticia. Sólo en los últimos diez segundos mencionaron que había estado Martin Schulz, sin siquiera sacar su imagen ni sus palabras (en un más que correcto castellano, por cierto). Venga, vamos a probar con TVE… en la televisión pública fue aún peor: ni lo mencionaron.

Tal vez poca gente sea verdaderamente consciente de lo cruciales que son por lo general los comicios a la cámara europea, y menos aún lo cruciales que son esta vez: son más importantes que nunca.

Este mensaje no es a la ligera, el último tratado, el de Lisboa, introdujo una avalancha de cambios en todo el sistema europeo, y muchos de ellos se plasman en el Parlamento. Por primera vez el único órgano al que elegimos directamente los ciudadanos tiene la última palabra en toda la normativa europea, cosa que hasta ahora era decisión de los Estados a través del otro órgano legislativo, el Consejo o Consejo de la Unión (no confundir con el Consejo Europeo y menos con el Consejo de Europa). El Parlamento Europeo representa a los 500 millones de ciudadanos por ideologías, no por países, y toma parte en decisiones que afectan a absolutamente todos los ámbitos de nuestra vida diaria: los fondos que se destinarán a nuestros países y regiones para infraestructuras (Alta Velocidad, autovías,…) a través del Presupuesto, la cantidad de atún rojo que podemos pescar en el Estrecho, los acuerdos comerciales con cualquier país no-europeo, la prohibición de los cigarrillos mentolados, que por ley todos los cargadores de móviles sean iguales para que las compañías no nos timen, que los juguetes cumplan una serie de requisitos para que no supongan un peligro para los niños, las ayudas para nuestros agricultores… Cosas que nunca esperaríamos que se decidieran en Bruselas.

Todas estas novedades que hacen del Parlamento Europeo una institución más poderosa que nunca, junto con que por primera vez conozcamos a los candidatos a la Comisión (elegida por el Parlamento, Schulz por los socialistas, Jean-Claude Juncker por los populares, entre otros…)  se ve que no son suficientes para que los medios de comunicación se quiten las dichosas orejeras nacionales. Desde que en 1986 España eligiera por primera vez a sus eurodiputados, siempre se ha votado con una conciencia nacional, los mítines eran en clave de política nacional. Partiendo de que nunca debería haber sido así, esta vez debería serlo menos que nunca.

Spot del PSOE reivindicando otra Europa

Si hablamos de los partidos, el PSOE lo ha cambiado en las dos últimas ocasiones, con el lema “Este partido se juega en Europa” en 2009 con Juan Fernando López Aguilar y este año con la figura de Schulz para la Comisión. Izquierda Unida abandera la lucha contra la derecha neo-liberal y las políticas austericidas en Europa y el PP… sencillamente desprecia los comicios. No por el hecho de ser el PP, que un politólogo dijera algo tan simplista tendría delito, si no porque no se sabe si porque los dan por perdidos o porque Europa no les interesa, no existe promoción alguna del candidato popular europeo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker.

Con todo esto, ¿de verdad se quiere unas elecciones verdaderamente europeas o es sólo una pose, “postureo” que se dice ahora? Mientras quienes creemos en esta nuestra Unión Europea como digo yo, nos esforzamos en explicar su funcionamiento a familiares y amigos, su importancia, y lo que nos jugamos, determinados partidos junto con los medios de comunicación hacen un ejercicio de “tumbarse a la Bartola” y esperar a que lleguen las municipales y generales de 2015, porque a pesar de todos los medios a nuestro alcance, aún nos cuesta horrores mirar por encima de los Pirineos y Europa sólo nos interesa cuando nos financia el 70% de una autovía o una línea de AVE… aunque no se preocupen ustedes, ya se encargará el alcalde, consejero o ministro de turno de ir hasta con el obispo si hace falta a la inauguración de la misma para rascar votos, eso sí, con cargo a Europa claro…

miércoles, 5 de marzo de 2014

Carta abierta de "agradecimiento" a Ferraz


Cuando estaba a punto de cumplir los 18 años, en junio de 2008, pensaba "Lo primero que haré cuando los cumpla será afiliarme al PSOE y a las Juventudes Socialistas". Más tarde supe que a éstas podría haberme afiliado a los 14, pero bueno.

Lógicamente no fue lo primero que hice, la excitación de aquel verano, el más largo que he tenido jamás era tremenda: había terminado mi etapa escolar, me iba a ir de InterRail, y en octubre empezaría la carrera de Ciencias Políticas en la Complutense, algo que, por raro que parezca, tenía pensado desde aproximadamente los 15 años.

Pero efectivamente llegó la carrera y la efervescencia de mi curiosidad por la política, así que era el momento ideal para dar el paso: en enero de 2009 me afilié al Partido y a Juventudes en Chamberí. Yo vivo en Centro, pero dado que por entonces no existían las Juventudes Socialistas allí (junto con otros compañeros las fundamos en 2011) me mandaron al distrito vecino. No fue hasta las Elecciones al Parlamento Europeo de junio de ese mismo año cuando me trasladé a Centro, la agrupación donde todavía sigo y espero seguir por mucho tiempo.

A pesar de todo este montón de recuerdos, si hay algo que no olvidaré, y creo que coincidirán conmigo muchos compañeros, es el día que me llegó mi carné de militante, con una carta modelo firmada por la entonces Secretaria de Organización, Leire Pajín. Por fin formaba parte del partido de Pablo Iglesias, de Indalecio Prieto, de Felipe, de Guerra y de José Luis Rodríguez Zapatero, por entonces Presidente del Gobierno y figura que me había empujado, en cierto modo, a escoger mi carrera.

Decía un compañero que precisamente en momentos como aquel, cuando el Partido estaba en una situación tan difícil (al inicio de la crisis económica y en el Gobierno), era cuando suponía un gesto más admirable afiliarse. Y creo que así es, durante los años siguientes, y sobre todo a nivel nacional, donde ostentamos el poder hasta 2011, y parafraseando a Felipe, me tuve que tragar muchos sapos, tuve que sacar la cara por un partido que estaba faltando a su programa y actuando bajo el yugo de Berlín. Tuve que apoyar a un candidato a elecciones generales que no me gustaba, trabajar en Ferraz como voluntario para su campaña por las tardes con un Sol de justicia y los niñatos de la JMJ llenando las calles de Madrid, y tuve que acatar su victoria en el 38º Congreso del Partido en febrero de 2012. Lo que llaman "lealtad política".

Pero ese sólo fue el comienzo de una sucesión de acontecimientos que no hay manera de tragar, y más para un politólogo; cosas que por mucha lealtad política que uno quiera demostrar, es imposible admitir.

Hace aproximadamente una hora, ojeando Twitter, lo he leído: la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ha prohibido al Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE) presentar una moción de censura o apoyar cualquiera que se presente contra la Presidenta Yolanda Barcina (UPN) por necesitar para ello el apoyo de la coalición de izquierda abertzale Bildu, coalición, por otra parte, que en todo momento el Trib. Constitucional ha considerado que cumple la Ley de Partidos.

Ferraz ha preferido no expulsar del Gobierno Navarro a un partido ultracatólico y ultraconservador, cercano al Opus Dei, como es Unión del Pueblo Navarro, antes que ser apoyados por Bildu. Esto lo está diciendo un partido, mi partido, que ha gobernado España con apoyos puntuales de PNV y CiU o del PP en Euskadi entre 2009 y 2012, todo ello "como un mal menor". Un partido, UPN, al que el PSN-PSOE apoyó para obtener el Gobierno Foral en 2011 y que supuso el abandono de casi la mitad de la militancia.

No sé si habéis hecho esto confiados y movidos por la euforia de las encuestas que apoyan nuestra victoria en las Europeas del 25 de mayo o por qué, pero te diré algo Alfredo Pérez Rubalcaba: con lo de hoy, la gota que colma el vaso, has conseguido que aquel día de hace 5 años en que abrí la carta que contenía mi carné de militante me pareciera una auténtica mentira. Gracias.

“Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas, ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes”

Pablo Iglesias Possé
[Frase que aparece en el reverso de los carnés del Partido Socialista Obrero Español]