martes, 22 de febrero de 2011

El cáncer no entiende de clases, la sanidad sí

Llevaba casi tres meses sin publicar nada, y creo que una noticia como la de ayer puede ser un buen tema para volver a hacerlo.

En la mañana de ayer lunes, entre tanto documental y ecos de conmemoración de los 30 años de la “victoria democrática” del 23-F, conocimos la noticia de que la actual Presidenta del Partido Popular de la Comunidad de Madrid y Presidenta del Ejecutivo en esta comunidad, Esperanza Aguirre, padece cáncer de mama.

Para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, tanto de izquierdas como de derechas, la noticia no es para nada agradable y menos aún, aprovechable para hacer campaña, tanto desde un lado como de otro. Una enfermedad como el cáncer siempre promueve mucho respeto en nuestra sociedad, si bien es verdad que afortunadamente la ciencia ha avanzado mucho en la cura de este tipo de cáncer concretamente, pero sobre todo si quien la padece es una personalidad tan relevante en la política española y sobre todo si estamos a tan sólo 2 meses y medio de los comicios autonómicos y municipales.

Al poco tiempo de saberse la enfermedad de la Presidenta madrileña, se comunicó que “la Presidenta escogería la sanidad pública para tratarse”. Enseguida muchos medios, sobre todo la televisión autonómica “pública” Telemadrid, al servicio desde hace muchos años del despacho de la Puerta del Sol, corrieron a alabar esta actitud “tan noble”. Precisamente si llovieron elogios por esa actitud, es porque se esperaba que acudiera a la sanidad privada, y si nuestra percepción es esa, es porque relacionamos sanidad madrileña con sanidad pública: ¿es eso normal?

Las diferentes políticas de “capitalización” (palabro utilizado para que “privatización” no suene tan mal) de la gestión de los hospitales públicos madrileños (Hospital Universitario de Getafe, Hospital Clínico de San Carlos, Clínica de la Concepción,…) han entregado los hospitales a empresas suecas, británicas y españolas. La ciudadanía de a pié apenas conoce estos hechos, porque acuden a esos centros y sus tratamientos siguen siendo gratuitos, pero lo que no saben es que quien está al frente de ese centro es una empresa privada que actúa como cualquier empresa: máximo ahorro (el dinero se lo entrega la Comunidad para gestionar el centro) para conseguir el máximo beneficio. Ahora bien, ¿es moral ahorrar en elementos sanitarios pagados por todos los madrileños? Si yo acudo a un hospital, que utilicen todas las vendas que hagan falta para curarme, o todos los fármacos…. Para eso existe la sanidad universal gratuita en nuestro país.

Con todo esto lo que quería decir es que cuando acuda a tratarse, esperemos que la Presidenta (a la que por cierto deseo una pronta recuperación, claro está) pueda ver que por mucho que lo prometiera en las elecciones, las listas de espera para operaciones siguen superando los 31 días, que el material clínico en el Hospital Clínico (donde le corresponde tratarse por donde vive ella) no es el mismo que el que se usa en esos “super hospitales” que ella inaugura sin estar acabados aún (echad un ojo a este artículo en El País de 2008) y que han llegado a causar accidentes, como el de un trabajador a cuya familia tengo en placer de conocer al que se le vino abajo un techo de uno de esos hospitales por construirse demasiado deprisa para su inauguración antes de las elecciones de 2007. El material del Clínico podría pasar por el de un hospital de la época franquista, por no hablar de su infraestructura. Todo ello consecuencia de la política liberalizadora salvaje y del empujonazo a la población madrileña al uso de la sanidad privada. Porque como se suele decir, para ellos “siempre ha habido clases”..