martes, 31 de agosto de 2010

Ultramarinos "La Colonial": Productos de ultramar


Septiembre... El Sol cae plomizo sobre los tejados de Madrid para dejar paso a una agradable brisa por las noches mientras miles de madrileños retoman paso a paso perezosamente su rutina tras el verano.

Y aunque parecía un mal sueño, la tormenta política, que había cesado en cierto modo en la época estival, ha vuelto. Pero lo cierto es que el verdadero chaparrón no ha caído estas semanas sobre las calles de Génova y Ferraz, sino muchos más kilómetros al Sur, en tierras del Estrecho.

Como queja por los supuestos maltratos de la Policía Nacional a ciudadanos marroquíes en los pasos fronterizos de Melilla, varios grupos civiles impidieron durante una semana la entrada de camiones a la ciudad autónoma. Carnicerías, pescaderías, fruterías lucían sus mostradores vacíos.

En ese momento, los mecanismos diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación se pusieron en marcha para poner fin al conflicto. Como es bien sabido, las negociaciones diplomáticas no son negociaciones de folletín que puedan venderse en los diarios como si fueran titulares de medio pelo, sino que llevan su tiempo y su cierta cautela.

Y mientras los funcionarios diplomáticos hacían su trabajo que pagamos con el dinero de todos, en secreto, un señor de bigote que hace 6 años se despidió del Congreso a paso lento para saborear los aplausos de sus compañeros de partido mientras a los españoles nos dejaba con un cargante olor a fuel y a guerra ilegal con guarnición de atentado terrorista en las vías férreas madrileñas, tomaba un avión rumbo al aeropuerto melillense. Como era de esperar en una ciudad de larga tradición militar y en la que aun se erige un gran monumento al alzamiento militar del 17 de Julio de 1936 (18 de Julio en la Península) con forma de águila imperial, el mediático José María Aznar fue recibido con ovaciones y frases textuales del tipo "Usted si que tiene cojones de venir aquí..." o "Esto es lo mejor que hemos tenido en España, lo mejor, no como lo que tenemos ahora...".

Lo cierto es que tan sólo una semana más tarde el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se entrevistaba con su homólogo marroquí y se daba por zanjado el conflicto diplomático.

Por tanto, tras la visión temporal de los hechos, nos preguntamos ¿para qué fue el ex-presidente Aznar a Melilla? Según sus propias palabras, él "no vino a Melilla a criticar a nadie, sino a estar al lado de los melillenses". Es curioso que justo ahora tenga el líder ideológico del Partido Popular este idilio amoroso con los territorios de ultramar, cuando durante sus 8 años de Gobierno no visitó ni una sola vez la ciudad.

Quizá le rondaba por la cabeza aquella famosa canción llamada "En el Barranco del Lobo" que hablaba sobre la Guerra de Marruecos y decía:

"En el Barranco del Lobo

hay una fuente que mana

sangre de los españoles

que murieron por la patria

Pobrecitas madres

cuanto llorarán

al ver que sus hijos

a la guerra van (...)

Melilla ya no es Melilla,

Melilla es un matadero,

donde van los españoles

a morir como corderos..."

Lo cierto es que Aznar pensaba ver a los representantes diplomáticos volver de Melilla derrotados, harapientos y en resumen medio muertos, igual que aquellos soldados que mi abuela siendo niña recuerda regresar a Cuenca sobre el caballo tras las derrotas en el Rif y cuyo sacrificio se recuerda todavía hoy con un monumento en el centro de la ciudad. Y pensaba también que si ellos no podían contra la "barbarie islámica" tenía que ser él el que "salvase" nuevamente a la nación española y sus territorios de ultramar.

Un aspecto que sin embargo queda al margen de todo este entuerto diplomático es la reiterada reclamación de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos.

Lo cierto es que este tema es algo que asusta bastante a cuantos lo oyen, quizás porque piensan que Marruecos puede tener la sartén por el mango en algún momento. Son de sobra conocidos los masivos envíos de civiles a las ciudades autónomas para que las “colonicen”. Lo que el reino alauí no tiene en cuenta es que los marroquíes que se empadronan, no quieren ser ya marroquíes, sino españoles, amparándose en las amplias libertades y derechos que gozan poseyendo la ciudadanía española.

Pero aún así, tenemos otro as en la manga: la propia Historia. No hace falta entrar en Wikipedia para dar un rápido repaso a la trayectoria histórica de las dos ciudades para saber que ninguna de las dos ha pertenecido NUNCA a Marruecos.

- - * Con la caída del Imperio Romano, las ciudades, igual que el resto de la Península, pasaron a formar parte del Reino de Hispania, de dominio visigodo. De hecho fue el Conde de Ceuta, el Conde Olbán, quien tomó parte en la conjura contra el rey Don Rodrigo y dejó paso libre en el Estrecho a la penetración de tropas bereberes.

- - * Con la caída del reino visigodo, formaron parte del califato independiente de Al-Ándalus, que nada tenía que ver con lo que hoy es Marruecos. Al-Ándalus se extendía desde las murallas de Ceuta hasta los montes asturianos del Rey Pelayo.

- - * Cuando Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón tomaron Granada poniendo fin a la Reconquista, los portugueses tomaron Ceuta aprovechando la debilidad musulmana. De hecho, la bandera de Ceuta presenta la Bandera de San Vicente, la misma que las banderas de Lisboa y Oporto. Melilla sin embargo fue tomada por los propios castellanos a principios del S.XVI.

- - * Cuando Portugal se separó de la Corona española en 1640 no arrastró consigo Ceuta, por lo que ambas ciudades quedarían desde entonces bajo el Gobierno de Madrid, hasta el día de hoy.

Por tanto, nuestro “salvador” puede quedarse tranquilo en su despacho de la FAES, porque España, al menos por el momento, no corre peligro.

5 comentarios :

Tuca MS dijo...

Me ha gustado la ambientación madrileña del primer parrafo, lo de la guarnición del 11M me parece muy desagrable, creo que se puede omitir perfectamente.
Bueno no me parece que tengas mucha deontología profesional al pensar tan mal de un colega de profesión, recuerda que él ya ha sido lo que tú quieres ser en un futuro... ¿o no?
En realidad, el problema de Marruecos, en mi opinión lleva años guardados y camuflado bajo una falsa diplomacia por intereses, como casi todo... y guste o no, Ceuta y Melilla son españolas.

Jorge Osma dijo...

Si en política se llevase la deontolgía profesional a rajatabla, simplemente dejaría de existir.

Mi crítica hacia la vosota crispante de Aznar es plenamente legítima, pues fue un ex presidente al que no voté y es el líder ideológico del Partido con el que rivaliza el mío.

La diplomacia es claramente de intereses, eso no es ningún secreto, las aguas que nos cede Marruecos para la pesca o el importantísimo respaldo que tiene por parte de Francia hacen muy difícil tener una postura hostil con ellos. La diplomacia se basa en eso en muchos casos, en salvaguardar los intereses de tu país. si no, ¿qué más nos daría tener buenas o malas relaciones con Marruecos?

Jorge Tamames dijo...

Que yo sepa en política jamás se aplica la deontología. Lo normal es que el fin justifique los medios, y en relaciones internacionales se aplica principalmente el principio de Tucídides: los fuertes hacen lo que desean, y los débiles sufren lo que les toca. Sobre Melilla no opino porque me falta información para emitir juicios tan contundentes como los vuestros. Pero considero insuficiente para legitimar la soberanía española el argumento histórico oficial que tú también repites.

Saludos.

Jorge Osma dijo...

Bueno, el argumento histórico quizá sea insuficiente, por lo tanto debemos acudir a la voz del pueblo, a los propios habitantes de las ciudades autónomas.

La inmensa mayoría de los ceutíes y melillenses, incluidos los de origen rifeño y marroquí, prefieren la ciudadanía española.

Podría aplicarse lo mismo a Gibraltar. Es inútil seguir reclamando el Peñón cuando se lo concedimos legalmente al actual Reino Unido, máxime cuando los propios gibraltareños, y más desde la clausura de la verja entre 1969 y 1982 (cerrada por Franco y reabierta por Felipe González), son proclives a conservar su ciudadanía británica.

Jorge Tamames dijo...

Sí, eso es verdad. Es un argumento de doble filo por el tema de Gibraltar, pero si es lo que la gente quiere no tengo pegas.

No sé si habrás visto la última del personaje, pero vale la pena

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/01/espana/1283351541.html