Quizá con este ritmo de vida nos hemos olvidado de las cosas que de verdad merecen la pena (no digo que el quedar con los amigos no sea una de ellas...), nos hemos olvidado de esos momentos que podemos pasar tanto solos como acompañados, tanto frente a una taza de café conversando con un amigo como dando un paseo pisoteando y pateando los montones de hojas secas que se arremolinan en las aceras de Madrid.
Por tanto recomiendo que cada uno cumpla sus obligaciones tanto laborales como estudiantiles, pero que también sepa disfrutar, aunque sólo sea por un rato, del otoño en Madrid, merece la pena.
Melancólico a la vez que jovial,
*Osma*
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